jueves, 2 de octubre de 2014

Cultura, la gran ausente







La política cultural ha sido la gran ausente en esta campaña electoral. Sabemos de la importante e ineludible  responsabilidad de los gobiernos locales en desarrollar políticas culturales. Sabemos que toda la política y todas las medidas de gobierno debieran estar sincronizadas y entramadas en su  base con una sólida política cultural.
No existe desarrollo sostenible sin   crecimiento económico,  inclusión social y equilibrio medioambiental. A estos tres fundamentos hay que añadir como otro requisito sine qua non:  la cultura, ya que esta tiene que ver con el modo de ser y actuar de las poblaciones y no se puede hacer nada de espaldas a esta realidad.
Lamentablemente al parecer nuestros candidatos y sus equipos de plan de gobierno aún no lo comprenden, sólo así se puede comprender este lamentable vacío en sus propuestas.
El caso de Castañeda Lossio en esta materia es patético.  Encabeza las encuestas y probablemente resulte elegido y llegado ese momento vaya improvisando durante cuatro años sus “obras”.  En el tema cultural ya lo conocemos. En cuanto al patrimonio monumental sus ocho años como alcalde de Lima fueron de alto riesgo y nos puso al borde del abismo y a punto de perder la condición de patrimonio de la humanidad.
En cuanto a una política cultural simplemente carece de ella. La persona a cargo de esta área en su equipo es una ex corredora de inmuebles que lejos de trazar una política cultural que desarrolle y priorice sectores como patrimonio, creatividad, industrias culturales, arte y turismo cultural, confunde su labor con la de una mera activista y la Gerencia de Cultura marcha al ritmo de su oportunismo y estados de ánimo, amistades y enemistades. Ya la hemos sufrido. Lima está llamada por su tradición e historia a ser un referente cultural en esta parte del mundo y sin duda no merece tal ultraje.
En cuanto a Susana Villarán podemos decir que ha hecho algunos esfuerzos serios en este terreno. Y claro, luego del terrible vacío y la mediocridad del trabajo cultural de Castañeda su gestión reluce más. Los temas como su programa de Cultura Viva son destacables, sin embargo como es costumbre en la izquierda, todo termina al servicio de la ideología y lamentablemente este uso político de la cultura y termina por descalificar cualquier esfuerzo.
En los cuatro años de Susana Villarán  al frente de la Municipalidad Metropolitana de Lima hemos podido apreciar como la gerencia de cultura paso de tener cincuenta  trabajadores a tener más de trecientos. Lamentablemente este crecimiento de la planilla no se vio reflejado en un crecimiento de la labor cultural. Temas como la agenda gay y las políticas de género a veces fueron prioridades ideológicas que enturbiaron la gestión de la súper poblada gerencia.
Mención aparte merece Emilima, que ha hecho un buen trabajo en cuanto a la conservación del patrimonio monumental y urbanístico en el centro histórico.
Enrique Cornejo, el buen candidato del Apra,  ha guardado silencio y no ha revelado el más mínimo interés en el tema cultural.
Salvador Heresi tampoco ha incidido en el tema, es un político pragmático, sin embargo, a pesar que no ha mencionado el tema,  en cuanto a cultura su trabajo en San Miguel ha sido aceptable.
Fernán Altuve es un hombre brillante y debemos suponer que se ha preocupado del tema, sin embargo no lo ha expresado en la campaña, salvo en una ocasión que manifestó su interés en debatir con Heresi y entre los temas que propuso mencionó la política cultural.
Alberto Sánchez Aizcorbe es tal vez el más articulado de los candidatos, como arquitecto conoce el manejo urbanístico, tiene la interesante propuesta de los parques biblioteca, pero  no ha profundizado en su visión de política cultural durante la campaña.
Los demás candidatos que prácticamente hacen papel de extras en el proceso electoral, lamentablemente  tampoco han desarrollado propuestas culturales.


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